dimecres, 24 d’octubre del 2018

Manifiesto de Rafael Tristany a los catalanes (1873)

Tal día como hoy, 24 de octubre, en 1873, el general carlista Rafael Tristany firmaba en su cuartel general de Igualada un manifiesto españolista dirigido a los catalanes con la intención de atraerlos a la Causa de la Tradición y la Legitimidad, que controlaba en esas fechas buena parte de Cataluña, alzada en armas contra el gobierno revolucionario. La proclama fue publicada en EL ESTANDARTE CATÓLICO-MONÁRQUICO, periódico carlista de Cataluña que dirigía Juan Vidal de Llobatera. Debido a su gran interés, nos hemos tomado la molestia de transcribirlo para nuestros lectores y lo reproducimos a continuación.

Rafael Tristany (Ardévol, 1814 - Lourdes, 1899)

NOBLES Y LEALES HABITANTES DE CATALUÑA:

Al dirigirme en esta ocasion à vosotros, con motivo del mando interino del Ejército de este Principado que S. A. R. se ha dignado confiarme, durante su ausencia, no pretendo en manera alguna cohibir en lo mas mínímo vuestros naturales derechos ni vuestras justas aspiraciones, en cuanto sepais conduciros como buenos y honrados ciudadanos españoles, ni mucho menos intento imponeros mi voluntad, como os imponen la suya los populacheros filosofastros quebrantando sus propios principios, despues de haberlos infinitas veces preconizado y exaltado en la prensa y en la tribuna, en el club y en las plazas, para ahora burlarse sarcàsticamente de sus crédulos admiradores, hollando con cinismo las doctrinas y las leyes que cuando necesitaban de vosotros propalaron y os prometieron. Quiero tan solo preveniros contra las asechanzas de esos demócratas aduladores que han sacrificado siempre y sacrifican cada día mas sus utópicas teorías à su bienestar y comodidades particulares, mofándose à todas horas y en todos sus actos del sencillo pueblo, siempre dócil à sus mentidas y falaces promesas, que nunca han cumplido, ni jamas podràn cumplir.

Tiempo habeis tenido de sobra para comparar nuestra heróica, noble y leal conducta con la observada por las hordas del liberalismo, con el proceder de los obcecados por esa aberracion del entendimiento inspirada por el demonio del orgullo que fué su progenitor. Si los que profesais ideas distintas à las nuestras, no estais ciegos y no quereis à la pasion y al egoismo políticos sacrificar la verdad y el sentido comun, decid con la franqueza que os es característica; ¿merece nuestro intachable comportamiento los intencionados epítetos ni las malvadas calumnias que en mil reuniones y papeluchos os han hecho oir y leer para concitaros contra la Monarquía tradicional, la antipatía y el ódio? ¿Es semejante conducta tan siquiera propia de personas que estimen en algo su dignidad y reputacion?

Los principios que con orgullosa constancia defendemos, jamàs han sido pisoteados por nuestras invictas huestes, como lo han sido uno por uno todos los hipócritamente inventados, sostenidos y proclamados por la revolucion. Dejariamos de ser católicos-realistas si llegàsemos por un momento à imitar à nuestros enemigos: harto lo sabeis y lo saben también los corifeos del liberalismo.

Nuestra gran comunion nacional, eterno símbolo y personificacion perpétua del leal y verdadero pueblo español, es la única, que representa las venerandas tradiciones, las imperecederas glorias, el caràcter y el sentimiento que hicieron inmortal à nuestra queridísima España. Observad, si no, y meditad sobre los viles, infames y rastreros medios que buscan infatigables y emplean los revolucionarios todos para destruir una idea que vivirà en España, mientras el Catolicismo y la Monarquía existan en el mundo y corra sangre en nuestras venas.

Si el verdadero pueblo español no se sintetizara en los defensores de las instituciones, cuyo conjunto vulgar y malamente se califica de partido, no se cubrirían ciertos bandos como se cubren con el manto de la hipocresia, titulándose realistas y católicos por grados y segun la verguenza que ruboriza sus megillas, ó mejor dicho, segun su talento, astucia ó malicia para engañar al pueblo, logrando a mansalva sus mas depravados intentos y cometiendo impunemente los mas horrendos crímenes. Esos hombres perniciosos y funestos, cien veces traidores y cien veces perjuros, son los que desde 1812 estàn consumando el triple parricidio de lesa-Religion, lesa-Patria y lesa-Majestad, invocando unas veces el ausilio del pueblo, otras el amparo de la corona y otras el socorro de la tiara, segun sus necesidades de momento, para despues de haber hecho su negocio, reirse de España, del Rey y de la Santa Sede. Esos son los villanos, eternos enemigos de nuestra patria, que, llamàndose liberales, quieren pasar por españoles, sin serlo, y por católico-monàrquicos, siendo así que no tienen ni fé, ni patriotismo, ni conciencia. Recuerda, pueblo catalan, recuerda que lo que no pudo alcanzar en España toda la ambicion y las bayonetas todas de Napoleon I, lo realizaron la hipocresía, la traicion, y la perfidia de esos miserables que, vendiéndose al extrangero, profanaron sacrílegos tu puro suelo, rasgando tus leyes, ridiculizando tus tradiciones y humillando tu grandeza para traerte una constitucion impia y estúpida tras de un extrangero rey beodo; en pos de este una reina niña, à quien despues han vendido, insultado ó abandonado y luego otro rey extrangero é imbécil, á quien han ridiculizado, y por último una tirànica y despótica dictadura que con el disfraz de república quieren les sirva de eslabon para coronar à un niño sin fuerzas, talento ni principios, que acepte y sancione las leyes extrangeras que hasta hoy han prodigado, a ellos comodidades y bienestar material, y à ti llanto, luto, miseria, deshonra y ruinas. Esos son los hombres que, invocando siempre la santa palabra libertad para seducirte, viven con tu trabajo, quitan el pan à tus mugeres y à tus hijos y han derramado mil veces inútil y bàrbaramente tu sangre, cada vez que les exigiste lo que te prometieron. Esos son los hombres, en fin, que estan también hoy al lado de tu tirano Castelar, que le aconsejan y te señalan con el dedo como su víctima espiatoria, llamàndote en su ayuda y en contra nuestra, ó mejor, en contra, de tus intereses, para comerciar una vez mas con tu sangre y engordarse, como las morenas de los antiguos estanques romanos, con los restos del esclavo pueblo español. Pero, ¡vive Dios! que haremos con los que à tanto se atreven un terrible y ejemplar escarmiento.

Se me han agolpado estas consideraciones al contemplar la indiferencia y menosprecio con que se miran las mas altas y sagradas cuestiones políticas y sociales, consintiendo impasible el pueblo español que al frente de esta mal llamada república figure y conduzca el timon del Estado el hombre mas insignificante, mas perturbador, populachero é inconsecuente, que pisa sus mismos principios y rompe sus mismas leves, sin dar razon de su mudanza ni de su conducta; el hombre que, estudiando y diciendo algunas frases de electo, aspiraba desde la oposicion al aplauso de las mugeres y de los hombres vulgares, introduciendo en las entrañas de la sociedad el veneno que él ahora no quiere probar; el demócrata que escribía sus discursos en gabinete aristocràtico y los pronunciaba con el guante blanco en una mano y el pañuelo de fina batista en la otra; el célebre Castelar, que sería por si solo capaz de desacreditar la forma republicana, si de descrédito fuese susceptible esa planta exótica en nuestra monàrquica Nacion.

CATALANES:

Nadie como el actual Dictador supo pintar las làgrimas de la madre, las angustias del padre, la aflixion de las hermanas, la desesperacion de las prometidas esposas, el quebranto de las familias, el abandono de los campos, la paralizacion de la industria, la muerte del comercio, el detrimento de las ciencias, cuando el jóven desventurado, víctima del azar, se despedía, tal vez para siempre, de sus mas predilectos objetos y de sus prendas mas queridas para ir à tejer la indigna corona de un déspota y desapiadado tirano: y sin embargo, ningun poder exigió de España una leva de OCHENTA MIL HOMBRES. Nadie como Castelar ha lamentado la inmoralidad de los cuarteles, la dura esclavitud del soldado, menos llevadera que la que sufren los negros en América; la pena de muerte; la mordaza de la imprenta etc. etc., y no obstante, el improvisado autócrata hace arrancar de sus casas y arrebatar á sus familias los mozos violentamente, hace fusilar traidora, vil y cobardemente à soldados españoles por haber puesto en práctica las teorías que él les enseñó y tanto les aconsejó; encadena, la prensa española de Una manera á que ningun gobierno de los que él llamaba reaccionarios se habia atrevido, y esto lo hace después de haberse encumbrado por medio de la imprenta à la fortuna y à la posicion que ocupa.

¿Y qué diremos de los medios à que el actual presidente de la república apela para recoger los mozos hasta completar los OCHENTA MIL HOMBRES que se propuso? Harto lo sabeis; no pudiendo llevarse otros, echa mano de los mozos inútiles, de los hijos de viudas pobres y padres sexagenarios, y si aquellós se ocultan para no servir á un gobierno que tantas veces habia proclamado la abolicion de las quintas, se venga inhumanamente de sus familias, reduciendo á prision á sus individuos ó embargándoles bienes por la exorbitante suma de MIL DUROS. No tiene bastante con esto todavía; trata ya de llamar á las armas otra reserva hasta formar un ejército de CIENTO CINCUENTA MIL HOMBRES y de armar forzadamente ademàs á todos los ciudadanos de DIEZ Y OCHO À CINCUENTA años. Esta es la libertad que tanto predicaba Castelar; ese es el ejército de voluntarios con que contaban los republicanos para sostener y defender el prestigio y la popularidad de un desdichado sistema, y con el cual, ¡Cobardes! pretendian insensatos acabar en tres dias con el ejército realista, que muy en breve dará al traste con todos los republicanos habidos y por haber.

Aun cuando el liberalismo no estuviera condenado à muerte y no luchara ya con los últimos estertores de su infernal agonía, el ejército que trata de organizar el llamado gobierno de la república, compuesto de soldados forzados de una parte y por otra de militares indignos y sin honor y hordas de barateros y asesinos, espuma de la sociedad; sería la mas evidente señal no ya de decadencia, sino de descomposicion de todas esas ridículas paródias de gobierno que llevan siempre consigo la mas monstruosa anarquia.

Levántase por otra parte la nueva sociedad española, que, llena de vida, se presenta imponente, siendo ya del todo imposible contrarestar el empuje de sus bravos soldados voluntarios que en número de mas de SETENTA MIL van al combate y á la victoria, guiados tan solo por su abnegacion y patriotismo sin igual, henchidos por el noble sentimiento de salvar á su patria del cataclismo que la amenaza. ¡Solo la gran comunion verdaderamente española era capaz de emprender tamaña empresa! Y, no lo dudeis, catalanes, Dios salvarà la España y pronto se veran coronados de gloria, nuestros heroicos esfuerzos.

Hoy los campos estan ya deslindados; por un lado los realistas que con desinterés y virtud defienden los sacrosantos principios simbolizados en la inmaculada bandera de DIOS, PATRIA Y REY; por otro los hijos espúreos de esta desventurada Nacion, que en su breve tiempo de existencia han roto y pisoteado todos los principios que constituían su credo político, destrozándose siempre entre sí para devorar los restos del exausto Erario. Elegid, pues, porque entre las dos soluciones no hay término medio. O las armonías de la benéfica Monarquia católica, ó los horrores del socialismo y la internacional.

Ha llegado para España la hora suprema en que todos los ciudadanos deben ser soldados; yo no quiero ni puedo atraerlos con violencia, pero tampoco consentiré que en las provincias de mi mando sean sacados de sus casas por la fuerza enemiga los que no tengan voluntad de alistarse en ella. Todos los que sintais el ardor de la fé, de la abnegacion y de la constancia y no querais ir à engrosar el bando de los enemigos de nuestra patria, venid à mi, que os protegeré y conduciré à un triunfo cercano, seguro y definitivo. Antes que someteros à la dura coyunda de un gobierno anti-español, sed voluntarios realistas, que, despues de la recompensa que como à soldados se os haya dado, sentireis la satisfaccion que embarga al hombre bueno, mereciendo bien de DIOS de la PATRIA y del REY. ¡A las armas! Catalanes, si no queréis ser tratados como esclavos.

¡A las armas! Catalanes, si no quereis ser tratados como esclavos. ¡A las armas! todos los que sintais inflamado vuestro pecho con la santa llama de puro españolismo. ¡A las armas! si no deseais seguir siendo viles instrumentos de cuatro farsantes y especuladores cuyo comercio es vuestra sangre!

Ya veis lo que puede esperarse y à donde puede conduciros el malhadado gobierno de la república, compuesto de sempiternos perturbadores, conspiradores, traidores y perjuros.

Y vosotros, republicanos de buena fé, (si es que hay alguno) mirad qué es lo que se ha hecho de la tan cacareada FEDERAL, de aquellos derechos naturales, ilegislables, inalienables, inprescriptibles, anteriores y posteriores, inherentes, inmanentes y permanentes y demàs gerga Salmeroniana con que os calentaban la cabeza, seducían vuestro corazon y esplotaban vuestra ignorancia, y como se protan aquellos republicanos de antaño que querían ahogar en libertad al pueblo español. Acordaos de sus promesas, ved lo que os han dado y adonde llegaron las cosas; decidíos..... Al vado ó à la puente; ó la Monarquía paternal de D. Càrlos VII, ó la tiranía de la Dictadura; ó la verdadera libertad, ó el servilismo de la esclavitud.

CATALANES:

¡Viva la Religion!

¡Viva la España Monàrquico-tradicional!

¡Viva Carlos VII, Rey de España!

¡Vivan los Fueros y Franquicias de Cataluña!

¡Muerte al liberalismo en todas sus formas!

Cuartel General de Igualada 24 octubre de 1873.

Vuestro General en Gefe interino,

       Rafael Tristany.


EL ESTANDARTE CATÓLICO-MONÁRQUICO (1 diciembre 1873)

dimarts, 23 d’octubre del 2018

La Cataluña realista: Manifiesto de la Regencia de Urgel de 23 de octubre de 1822

Hace casi dos siglos los realistas catalanes establecían una regencia en Seo de Urgel para defender el trono de Don Fernando VII y oponerse a los «constitucionales anarquistas», como acertadamente llamaban a los saqueadores de conventos aupados en el poder por el golpista y traidor coronel Riego. Este es el manifiesto que publicaron los leales, hijos de la Cataluña católica y monárquica, tal día como hoy, 23 de octubre de 1822.




DEL MIERCOLES 23 DE OCTUBRE DE 1822.

San Pedro Pascual O. y M. del orden de la Merced.


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MANIFIESTO

á la España y á todas las Naciones de Europa, para desvanecer las falsas impresiones que pueden haber producido los pestíferos é incendiarios escritos de los constitucionales anarquistas españoles.

Es un principio constante, demostrado por las historias de todos los siglos, que el puñal, la seduccion y la mentira han sido siempre las armas de los tiranos. No es necesario citar ejemplos de siglos remotos y de pueblos borrados del mapa de la tierra, cuando los Reynos mas civilizados, mas cultos y mas opulentos de Europa nos recuerdan todos los instantes con dolor esta amarga verdad: existen todavia en Francia millares de testigos, que la comprueban con los bienes que perdieron, con las pérdidas que sufrieron y con los sufrimientos que les condujeron hasta el borde del sepulcro. Y aun cuando no existieran, sus frias cenizas y sus huesos carcomidos, unidos á los de un inocente Rey decapitado, y con los de tantos fieles franceses, victimas de la tiránica segúr, publicarian á la faz de todo el mundo los infames triunfos de la ambicion y despotismo.

Vosotros, infelices españoles, que mas ha de dos años estais llorando la triste situacion que os aflige, decidnos ¿quien os ha labrado las cadenas de la dura esclavitud en que gemís, sino la fuerza y superchería de esa cruel pandilla de hombres inmorales, que han trastornado las máximas de vuestra santa Religion, se han arrogado los derechos de vuestro Rey, y os han robado el dulce sosiego que disfrutabais en vuestros hogares y en el seno de vuestras familias? ¿Quien sino ellos ha usurpado vuestros bienes, ha introducido la miseria hasta el ultimo rincon de vuestras casas, y ha sembrado la discordia entre vuestros mas cercanos parientes y mas intimos amigos? ¿Quien sino ellos ha apurado vuestro sufrimiento, hasta el punto de exasperaros con tantos desordenes y maldades?

La fuerza y la seduccion os hizo jurar una ley, que, por ser fundamental, debía ser la espresion de vuestra voluntad general, y de la de cada uno de vosotros: decretó la pena de vuestro total exterminio, sino consentíais en la mayor de las injusticias; y os obligó á la observancia de una constitución que no entendíais, para haceros tragar la venenosa pildora de la impiedad, dorada con el atractivo metal de la licencia. La repugnancia en un gran numero, y el silencio en la mayor parte de vosotros demostró sin poderse dudar, que os sujetabais por un momento al imperio de esta ley destructora, para evitar derramamiento de sangre inocente; asi como la débil caña se dobla á la violencia del impetuoso huracán, para no ser arrancada de raiz de la tierra que la alimenta: esperabais que tal vez el tiempo corregiria los desordenes del acíago marzo de 1820, y que la sabiduria y fidelidad de algunos de vuestros compatricios trabajaria, sin cesar, para que días de serenidad y alegria sucediesen á los de tinieblas, y amargura , que os preparaban los perfidos opresores de la desgraciada humanidad.

Entretanto vosotros gemíais ahogados del dolor, que os causaba tanto desorden y trastorno: vuestras lagrimas y suspiros no podian salir del centro de vuestros corazones, porque ni solamente os era permitido dar la menor señal de sentimiento: cada dia pesaban mas y mas sobre vosotros las duras cadenas del despotismo feroz: las tiranas providencias de un gobierno anárquico y revoltoso apuraban todos los momentos vuestro sufrimiento sin igual: la maldad había llegado al colmo, y vosotros no vacilabais sino en quien sería el primero que levantase el estandarte para defender la Religion y el Rey, para asegurar vuestra propiedad y seguridad individual, y para restituir la paz y tranquilidad á los pueblos, que eran el ludibrio de un corto numero de audaces y desvergonzados libertinos.


Salieron por fin españoles impávidos y valientes, bajo cuya direccion y mando se alistaron numerosas legiones de intrépidos paisanos y de soldados aguerridos, para combatir el mal cimentado edificio de la irreligion y licencia. Desde el cabo de Creus hasta el de Finisterre, desde el Vidasoa al Guadalete, se oyeron resonar á un mismo tiempo los vivas á la Religion y al Rey, y los mueras á la ley destructora de los estados. Divisiones imperterritas de realistas se levantaron por todas las provincias, buscando, persiguiendo, atacando, destruyendo esas bandas facciosas; y en menos de tres meses las armas del Rey, por do quiera vencedoras, llenaron de asombro y de pavor á los constitucionales feroces y descorazonados.

Una cosa faltaba para poner el orden en vuestro justo alzamiento, para fortificar la obra comenzada, y por la que clamabais todos. Si: todos, clamabais por la instalacion de una cabeza, de un supremo gobierno, que reuniendo los animos, y dictando providencias acertadas en nombre de vuestro Rey, restituyese á este la soberania y derechos que le jurasteis conservar; y á vosotros el sosiego y felicidad perdida, por cuyos dulces y caros objetos derramáis vuestra sangre. Aun haciais mas, pues designabais las personas que se habian de poner al frente de vosotros, para gobernaros durante el cautiverio de S. M. ¿Podian estos hacerse sordos á vuestros clamores? ¿podian mirar con indiferencia las desgracias de que empezabais á servictimas infelices? No: abandonaron (ya que asi lo exigiais) ó el sosiego que disfrutaban en sus casas y en seno de sus familias, ó la seguridad de que gozaban en países estrangeros. No fue la ambicion, sino vuestros deseos; no la rebelion, sino la fidelidad; no el egoísmo, sino el amor á la Religon y al Rey quien estableció la Regencia del Reyno.

¡Que perspectiva tan halagueña ofreció á los buenos españoles la instalacion de esta! ¡que venturoso porvenir les, anunció desde el momento! ¡que cuadro tan imponente presentó á los rebeldes novadores del año 20! Viose desde luego á los comandantes de las varias divisiones de Cataluña Badals, Romagosa, Mirales, Costa y Coll; al general Quesada en nombre del ejército y Reyno de Navarra; y al coronel Don Manuel Aranguren y al comisario de guerra Don Manuel Telleria como diputados de la Provincia de Guipúzcoa, comparecer á esta ciudad, para prestar el juramento de fidelidad y obediencia al Gobierno, que hace las veces de su Rey cautivo. Los primeros desvelos y cuidados de la Regencia fueron arreglar los varios ramos del Estado para cimentar el orden, y conferir los principales empleos á personas sabias y esperimentadas, que fuesen capaces de desempeñarlos con exactitud. El Esmo. Sr. Baron de Eroles Capitan general de los ejércitos realistas. ¡Y con que entusiasmo fue recibida del pueblo esta acertada eleccion! El pueblo, que con tan vivas ansias esperaba que este hombre singuar se colocase á su frente, vió por fin amanecer el suspirado dia y se entregó á las mas lisongeras esperanzas. El brigadier Don Antonio Gispert fue nombrado Secretario de estado y de negocios estrangeros; el brigadier Don Fernando de Ortaffá para el despacho de la guerra; y para los demas ramos Don Domingo Maria Barrafon. Se nombró Mariscal de campo al brigadier Don Felipe de Fleyres, y luego Inspector y mayor General del ejército. El 8 de setiembre se nombró Comandante general interino del alto Aragon á Don Jose Benito Valonga. El 17 lo fue del Reyno de Navarra el Coronel Don Santos Ladron, y de las tres provincias Vascongadas el de igual clase Don Fernando Zavala. El 9 de octubre fue nombrado igualmente Comandante general del bajo Aragon, Don Juan Adan Trujillo, y en 1o del mismo lo fue del partido de Siguenza el coronel Don Jose Mondedeu. Otros varios grados de ejercito, y empleos se han dado á distintos sujetos bien conocidos por sus luces y valor, por su fidelidad y patriotismo. Increible pareciera á los estrangeros que un gobierno naciente, y que ha tenido y tiene inmensos ostaculos que superar, hubiese podido progresar con tanta rapidez, si una multitud de hechos veridicos y patentes no lo demostrasen hasta la evidencia.

Mil veces las divisiones realistas se han batido con las constitucionales, y siempre con ventajas por parte de aquellas. En Cataluña, teatro de la guerra mas cruda y sangrienta, no tienen esos infames revoltosos mas terreno que el que ocupan sus fortalezas, y el que pisan sus barbaras legiones, que llevan el terror, el saqueo y la muerte por los infelices pueblos por donde pasan. Nuestras divisiones del Ampurdán llegan hasta las murallas de Figueras y Gerona: las de la marina y Vallés ocupan la cordillera de montañas que corren del oriente, por el norte, al poniente de Barcelona: los anarquistas de Tarragona vén á los defensores de la Religion y del Rey tocar las paredes de sus muros: la guarnicion de Cardona vá á ser victima del hambre en poco tiempo sino rinde sus armas rebeldes á las banderas de la fidelidad: la ciudad de Balaguer sirve de una barrera impenetrable, que no podrán traspasar los republicanos de Lerida.

Si entramos en el examen de las acciones de guerra, que merecen el nombre de tales, no se pueden oir sin asombro las victorias de las armas realistas. El sitio del Convento de S. Ramon formará epoca en las historias. 300 soldados del Rey, escasos, que se encerraron en un edificio, facil por mil entradas que tiene, de penetrarse, y no dificil de ser derribado, resistieron los ataques de 2500 anarquistas, que por espacio de 8 dias no cogieron otro frutó que el saqueo y el robo de cuantos efectos de aquellos infelices y pacificos religiosos encontraron en las casas de los arrabales de la Manresana, y por fin se retiraron con pérdida de 600 hombres, una multitud de heridos y dos piezas desmontadas. El Brigadier D. Antonio Coll derrotó completamente al republicano Milans, que antes de entrar en accion era llamado el Cid de Cataluña, y dos horas despues se vió precisado á encerrarse vergonzosamente en el castillo de Hostalrich, sin equipage, sin caballos, sin municiones, sin armas, sin cañones, con solos 20 soldados. El comandante Romagosa en el Priorato solo dejó escapar una corta porcion de milicianos para que al llegar á Reus dijesen en alta voz: Ya no existe la brillante division que visteis salir de esta Villa : nosotros somos los unicos que hemos escapado..... que hemos escapado por nuestra cobardia. El comandante Saperas se ha mantenido siempre fijo en las inmediaciones de San Feliu de Codinas, rodeado de divisiones y de fortalezas enemigas, y en 6 acciones generales que ha dado ha causado al enemigo la pérdida de mas de 600 hombres. Los comandantes Badals, Miralles, Costa, todos los de Cataluña, todos los de todas las provincias de España... sería nunca acabar si quisieramos referir sus hazañas memorables.

¿Que diremos de la famosa y singular batalla de Benavarre, cuyo pueblo fue testigo de que el Baron de Eroles no hizo mas que llegar, ver y vencer? Ya no existe aquel tigre feroz, aquel impio Tahuenca que con sus atrocidades inauditas llenó de horror, y sembró el estrago, y el asesinato por toda la Navarra y por los desgraciados pueblos del alto Aragon. Los miserables restos de su division, esos 400 fugitivos, podrán asegurar (si capaces son de confesar la verdad) que mas de mil de sus compañeros quedaron en el campo de la batalla. ¡O heroe de Cataluña! con razon se celebró por todo el Principado con las mas vivas demostraciones de placer y de contento tu primera accion y tu primera victoria: tu mereciste la corona de laurel sembrada de flores, con que ciñó tus sienes la Regencia del Reyno por mano del Esmo. Sr. Arzobispo preconizado de Tarragona: justos fueron los aplausos y aclamaciones de un gentío inmenso que te condujo en triunfo dentro los muros de esta ciudad en el memorable 22 de setiembre. Tu modestia reusaba recibir el premio debido á tu valor; pero la fidelidad y entusiasmo de un pueblo que te adora te obligó á aceptar las pruebas del aprecio que le mereces.

Entretanto el gobierno anárquico y destructor, que obliga con el puñal al Rey cautivo á firmar lo que su voluntad reúsa, no cesa de inventar medios infernales para contener la rapida carrera del verdadero pueblo español, que á pasos agigantados se dirige á la cumbre de la felicidad. Cataluña, este Principado fiel, que una vez que ha jurado á su legitimo Rey, sostendrá el primer juramento mientras la sangre corra por las venas de sus hijos, Cataluña es el objeto del odio mortal y ominoso de los opresores de la humanidad. Contra ella se han enviado desde el mes de mayo todos los regimientos de linea disponibles, que hubieran sin duda vencido y sujetado á otro pueblo, que no estuviese marcado con el sello de la fidelidad. Numerosos y completos batallones de milicias provinciales marchando vienen para plantar el arbol de la libertad en una provincia, que desde los primeros siglos de la Iglesia enarboló, para jamás derribarlo, el madero de la cruz. ¡Que! ¿sucumbirá Cataluña á la vista de un corto ejército de soldados engañados, cuyo valor (tan poco como tenian ) quedó anegado en las aguas del Cinca, del Segre y del Noguera? Cuando todo el Reyno amenaza á la faccion republicana, ¿sucumbirá Cataluña, que se levantó cuando precisamente confiaba solo en el valor de su brazo? ¿Sucumbirá Cataluña cuando vé yertos á sus plantas millares de cadaveres, que seis meses antes eran el terror de una Nacion que yacía sumida en el mas vergonzoso letargo? Asperas montañas de los bajos pirinéos, que en 21 de junio fuistes testigos de la intrepidez catalana, que os llenasteis de asombro al presenciar el asalto y la conquista de los fuertes de Urgel; no vereis ya jamás la bandera de la rebelion, que tremóle sobre la hasta de este castillo.

A pesar de todo no nos avergonzarémos de confesar que lo impios constitucionales aventajan en algo á los fieles realistas. Si, aventajan á estos en la audacia en los atropellamientos, en el robo y en la seduccion. Hemos dicho y lo repetirémos, sin temor de que se nos pruebe lo contrario, que el puñal y la mentira han sido y son las armas de estos tiranos fratricidas. El puñal y la mentira hicieron jurar al Rey una constitucion, que por fin le conduciria al cadalso: el puñal hizo aceptarla á la parte mas sana y numerosa del pueblo español; y la mentira hizo que la pidiese una porcion de incautos, seducidos con el lisongero idioma de libertad y igualdad: el puñal dió el poder á los diputados de cortes de representar una Nacion tanto mas virtuosa cuanto mas esclavizada; la mentira hizo creer á los sencillos españoles, que en la eleccion de sus procuradores habian ejercido el acto mas solemne de su decantada soberania: el puñal arrancó la firma de Fernando para sancionar tantos decretos de injusticia, depresores de los derechos de la Iglesia, que juraron conservar, y opresores de la virtud de que se jactaban zelosos amantes; la mentira hizo creer que solo la voluntad y deseos de hacer la felicidad o de la Nacion dirigia la pluma del Rey tan bueno en su corazon como forzado en sus acciones.

¿Quereislo ver con mas evidencia, fieles españoles? observad la conducta de los gefes politicos de esos despotas bajáes; seguid los pasos de los comandantes y oficiales del ejército destructor, de esos barbaros arraces: ya no hay Dios, no hay Rey, no hay ley: ni aun la misma constitucion existe para marcar las sendas de sus deberes. A aquellos les vereis dictar sanguinarios decretos de muerte, de saqueos de bienes, de incendios de casas, de ruina de familias enteras, firmados por su orgulloso capricho, en el ardiente volcán de su colera rabiosa; á estos les vereis empuñar la espada para atravesar el corazon de tantos eclesiasticos venerables, de ancianos decrépitos, de mugeres recatadas y de niños inocentes. Padres que habeis quedado sin apoyo, esposas desoladas, infantes huerfanos, levantad la voz hasta que os oigan los helados moradores de Laponia, pues los españoles que hemos sacudido el yugo del mas asombroso despotismo, estamos viendo con dolor vuestras desgracias, levantad la voz para que sepan las amarguras amarguisimas que traspasan vuestros corazones, y conozcan que la audacia y el puñal son las armas de los tiranos, que os han abismado en el insondable pielago de angustias y aflicciones.

La supercheria y el engaño son los compañeros favoritos del puñal. Con fabulas ridiculas, con absurdas patrañas, con falsedades infamantes, con mentiras manifiestas zurcen sus pestiferos y abominables escritos para seducir azaynadamente á los incautos, victimas de la ambición y tirania, y para engañar á las naciones estrangeras, que por otra parte es imposible puedan formarse una idea justa y cabal de tantas atrocidades inauditas. En esa multidad de periodicos alarmantes, en ese numero copioso de romances y comedias parástias que derraman por el suelo español, y con que inundan los pueblos de mas allá de los pirineos, del mediterraneo y del oceano, solo tiene lugar el dolo, la mentira y desverguenza. Segun ellos los ejércitos realistas mil veces han sido perseguidos, derrotados, esterminados, aniquilados: ¿quien pues les hace tan cruda guerra? ¿contra quien se dirigen esos pocos traidores voluntarios, y esos tantos infelices forzados, satelites todos del perfido despotismo? Segun ellos la Regencia del Reyno ha tenido que fugarse de Urgél, y buscar asilo en otro pais: ¿quien la ha visto interrumpir un solo instante sus continuas tareas? ¿que republicano ha tenido valor para adelantar un paso ácia el corazon de las montañas? Por ultimo esfuerzo apelan á la satira con la mas insolente desfachatez. ¡Almas viles! ¡seres despreciables! Las injurias, y los sarcasmos, y los insultos, y las calumnias que habeis vomitado contra los mas virtuosos prelados, contra los venerables ministros del santuario, contra lo mas honrado de la nobleza y contra la parte mas numerosa y sana del pueblo español, son el mayor elogio que puede formarse de los amantes de la Religion y del Rey, y vuestro eterno padron que os acompañará hasta el sepulcro.

Catalanes, Españoles, pueblos de Europa y de todo el mundo civilizado: abrid los ojos, y conoced de una vez los resortes de la perfidia y iniquidad que han apurado los verdugos de la humanidad. A los que trabajamos por la justa causa nos sobra el honor y la fidelidad para combatirlos con firmeza; pero á ellos no les faltan puñales, y engaños para sostener algun tiempo su causa descaeciente. Vuestro silencio seria vergonzoso, vuestra indolencia culpable, vuestra apatía criminal. Únanse de una vez los hombres de bien que pisan el globo de la tierra, para purgarlo en un momento de todos los infames monstruos de la doliente humanidad.

Urgel: En la imprenta del gobierno.

dijous, 18 d’octubre del 2018

Fray Magín Ferrer y Pons (1792-1853)


Hábito de un fraile mercedario
Tal día como hoy, 18 de octubre del año 1792, nacía en Barcelona Magín Ferrer y Pons, religioso de la Orden de la Merced, una de las primeras y más brillantes plumas con que contó el carlismo.

Tras el traicionero convenio de Vergara, Fray Magín Ferrer seguiría defendiendo la causa de la Religión y de la Patria durante un tiempo —el reinado de Isabel II— en que el legitimismo estuvo oficialmente proscrito. Su célebre obra La cuestión dinástica, demostración de los derechos al trono de Don Carlos, no vería la luz hasta 1869, tras la revolución de Septiembre del año anterior, que con todas su calamidades trajo también nuevos bríos para la Comunión Católico-Monárquica, que volvería a ondear bien alto su sacrosanta bandera de Dios, Patria y Rey.

Reproducimos la biografía que le dedicó la enciclopedia Espasa, no sin dejar de advertir que contiene un error de fecha, pues Fray Magín Ferrer falleció en Madrid el 16 de abril de 1853 (de lo que dio cuenta el diario La Esperanza) y no en 1862.


FERRER Y PONS (MAGÍN).

Biog. Escritor y religioso mercedario español, n. en Barcelona en 1791 y m. en Madrid en 1862. A los quince años abrazó la vida religiosa y por espacio de seis fué profesor de teología del convento de Barcelona. Más adelante fué rector del Colegio de San Pedro Nolasco de Tarragona, en el que enseñó teología hasta 1829. Desempeñó, además, los cargos de examinador sinodal de varios obispados, de secretario de cámara de los de Urgel, Burgos y Solsona, y de director de la librería religiosa de Barcelona. Según Mañé y Flaquer, durante la primera guerra carlista propuso á la Junta de Berga que pidiera á don Carlos el restablecimiento de los fueros y libertades de Cataluña.

Colaboró en varios periódicos y publicó: Historia de la última época de la vida política y militar del conde de España y su asesinato (Barcelona, 1840); La alocución del papa Gregorio XVI vindicada de las declaraciones hipócritas y calumniosas en el manifiesto publicado por don José Alonso, ministro de Gracia y Justicia (Tolosa, 1841); Las leyes fundamentales de la monarquía española según fueron antiguamente y según conviene que sean en la época actual (Barcelona, 1843); Impugnación critica de la obra titulada «Independencia constante de la Iglesia hispana y necesidad de un nuevo Concordato» (Barcelona, 1844); Historia del derecho de la Iglesia en España, segunda parte de la anterior (Barcelona, 1845); Compendio de esta última (Barcelona, 1849); Diccionario castellano-catalán (2.ª ed., Barcelona, 1847); Diccionario catalán-castellano (2.ª ed., Barcelona, 1854); La cuestión dinástica (Madrid, 1869), así como varias traducciones.


Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, tomo XXIII, 1924 (p. 931)

dimecres, 17 d’octubre del 2018

El periodista carlista Juan Bautista Falcó (1865-1901)

Tal día como hoy, 17 de octubre del año 1901, fallecía en Barcelona, víctima de una rápida enfermedad, D. Juan Bautista Falcó y Cisterna, abnegado periodista tradicionalista que por su intensa actividad informativa fue apodado el «Mencheta carlista». Con motivo de esta efemérides, reproducimos la biografía que el barón de Artagan (Reynaldo Brea) le dedicó en 1912:

Juan B. Falcó Cisterna (Gerona, 1865-Barcelona, 1901)

Nació en Gerona el día 23 de Enero de 1865; á los catorce años de edad empezó ya á distinguirse como escritor colaborando en el semanario católico-monárquico titulado Lo Rossinyol, lo cual dió lugar á que se le encarcelase y á que más adelante fuese desterrado.

En la Universidad de Barcelona se hizo Abogado; fue uno de los principales redactores de El Correo Catalán; ejerció el cargo de Secretario del Marqués de Cerralbo durante el viaje de propaganda carlista que aquel ilustre prócer realizó tan brillantemente por Cataluña en el primer trimestre del año 1900.

Dirigió después el Sr. de Falcó los periódicos católico-monárquicos titulados El Correo de la Provincia, en la capital de Tarragona, La Comarca Leal, de Vich, y El Nuevo Cruzado, de Barcelona.

Fundó y dirigió en la capital del Principado, desde mediados del año 1895 hasta principios del de 1898, la importantísima Biblioteca popular carlista, excelente revista mensual de la que fueron colaboradores los principales escritores tradicionalistas: el Marqués de Cerralbo, los generales de Artillería carlista D. Antonio de Brea y D. Joaquín de Llorens; los de Infantería D. R. Cesáreo Sanz, D. Leoncio González de Granda y D. José B. Moore; los diputados á Cortes D. Juan V. de Mella, D. Bartolomé Feliú, D. Manuel Polo Peyrolón y D. Miguel Yrigaray; los directores de periódicos Conde de D.ª Marina (de El Basco), D. Salvador Morales (de El Correo Catalán), D. Benigno Bolaños (de El Correo Español), D. E. de Echave-Sustaeta (de El Pensamiento Navarro), D. Manuel Roger de Lluria (de El Loredán) y D. José Rodríguez (de El Centro); el Barón de Albi, el Conde de Melgar y los antiguos oficiales carlistas D. Joaquín Aranda (de Caballería), D. Reynaldo de Brea (de Estado-Mayor) y D. Carlos Cruz Rodríguez (de Administración Militar).

También se distinguió mucho nuestro querido é inolvidable amigo D. Juan Bautista Falcó como activo é ilustradísimo colaborador de El Correo Español, de Madrid, así como de la ilustración católica La Hormiga de Oro, de Barcelona, y falleció cristianamente en la capital del Principado el día 17 de Octubre del año de 1901.


Tomado de Bocetos tradicionalistas (Barón de Artagan, 1912), pp. 261-262.