dimarts, 30 de gener del 2018

El brigadier Fernando Vázquez Orcall, patriarca de una familia de tradicionalistas manchegos

Tal día como hoy, 30 de enero, en el año de 1875, moría en el exilio el brigadier manresano D. Fernando Vázquez Orcall, combatiente de las tres guerras carlistas. Se había establecido en Ciudad Real y fue el patriarca de una ilustre familia de tradicionalistas manchegos, cuyas biografías reseñamos a continuación. El más conocido de ellos fue su nieto, el pintor D. Carlos Vázquez Úbeda.


FERNANDO VÁZQUEZ ORCALL

Fernando Vázquez Orcall
(Manresa, 1814 - Oporto, 1875)

Nació nuestro biografiado en Manresa (Cataluña) el 22 de Septiembre del año 1814, siendo sus padres el Teniente coronel don Fernando Vázquez y D.ª María del Carmen Orcall.

Por gracia especial, y en mérito á los servicios prestados por su señor padre, fué nombrado cadete á los seis años de edad.

Al poco tiempo tuvo la desgracia de quedar huérfano de padre y madre; en tan triste situación, y con aficiones desde muy niño á la carrera militar, sentó plaza á los catorce años, y bien pronto, por su aplicación y relevantes dotes, se le concedió el empleo de Sargento primero en el Batallón provincial de Ciudad Real, en donde sirvió hasta la muerte del Rey Don Fernando VII, en que el Sr. Vázquez, obedeciendo á los impulsos de su corazón y tradiciones de familia, apenas se levantaron en armas los partidarios de Don Carlos V, se incorporó á ellos, abandonando para siempre la causa de Doña Isabel II.

En el ejército carlista bien pronto se dió á conocer como un buen organizador, mereciendo de su Coronel entonces, el inolvidable General Arévalo, toda clase de distinciones, pues que supo apreciar en lo mucho que valían las dotes militares del Sr. Vázquez. tanto es así, que cuando por órdenes superiores se le mandó incorporar á las fuerzas de Cabrera, el Coronel Arévalo expidió al Sr. Vázquez una certificación que honrará siempre su memoria.

Con Cabrera hizo una brillante campaña, tomando parte en aquellas arriesgadas empresas que tanto distinguieron al célebre guerrillero entonces, y por su valor y pericia llegó al puesto de primer Comandante, siendo condecorado además con varias cruces, entre ellas la de San Fernando por una herida que le tuvo postrado en cama bastante tiempo en el hospital de Cantavieja.

Al organizarse la expedición de D. Basilio, cuyas fuerzas habían de operar en las provincias de Toledo, Extremadura y la Mancha, el señor Vázquez pidió un puesto en tan arriesgada empresa, bien á disgusto, por cierto, de sus Jefes, y accediendo á sus deseos, se le confió el mando como primer Comandante del 7.º Batallón de Castilla, á cuyo frente estuvo hasta que en la sorpresa de Béjar fué hecho prisionero por las fuerzas que mandaba el General Pardiñas, ingresando como prisionero de guerra en el castillo de Santa Catalina, de Cádiz, donde permaneció hasta un año después del convenio de Vergara, por no haberse querido adherir á él, á pesar de los reiterados ofrecimientos que se le hicieron y ver que muchos de sus compañeros de armas y de prisión salieron para ingresar en el ejército isabelino, donde se les reconocían todos sus grados y condecoraciones.

Puesto en libertad el Sr. Vázquez, se le expidió el pasaporte para la capital de Ciudad Real, residencia de su esposa é hijo, y allí se estableció lleno de privaciones, sabiendo arrostrar con dignidad y entereza su precaria situación, entrando á servir una plaza de escribiente con 6 reales diarios en el escritorio de D. Miguel Trujillo, representante por aquella época de la Casa Barbería; amante del trabajo, se agenció también algunos negocios, con lo que podía atender, aunque con modestia, á sus sagradas obligaciones.

En el año 1848, apenas apareció Cabrera en Cataluña, se puso de acuerdo con el Mariscal de campo Sr. Royo, nombrado por Don Carlos Comandante general de la Mancha, y en unión de éste y del Brigadier D. Mariano Peco, se levantó en armas en esta provincia, desempeñando el cargo de Intendente militar.

Indultados los Sres. Royo y Peco, encontrándose en el mayor abandono el Sr. Vázquez con algunos otros compañeros, y perdida toda esperanza de que aquel alzamiento carlista se generalizara en las demás provincias, regresó otra vez al hogar doméstico; á los pocos meses, y temiéndose que D. Fernando Vázquez pudiera volver á campaña, se le redujo á prisión en la cárcel pública de Ciudad Real, con algunos otros compañeros, en la noche del 1.º de Marzo de 1849, en donde se les tuvo hasta que Cabrera se internó en Francia.

Por aquel entonces se hicieron al Sr. Vázquez proposiciones para ingresar en el ejército de Doña Isabel, donde se le ofrecían reconocer todos sus grados y honores, proposiciones que rechazó siempre indignado, por más que vió también que algunos de sus compañeros de armas aceptaron en aquella época semejantes proposiciones.

Salido nuevamente de la prisión, estableció una agencia general de negocios, con tan buena suerte, que en pocos años adquirió una regular fortuna y un nombre respetabilísimo, por su honradez y laboriosidad, siendo en aquellas épocas concejal del excelentísimo Ayuntamiento de Ciudad Real y diputado provincial por el distrito de Almadén, de dicha provincia.

Al destronamiento de doña Isabel II, D. Fernando Vázquez fué uno de los primeros Jefes carlistas que se ofrecieron á nuestro Augusto Jefe el Señor Duque de Madrid, visitándolo en su palacio de Vevey, donde fué recibido por Don Carlos con el mayor afecto y consideración.

El 15 de Julio de 1871 fué nombrado el señor Vázquez Comandante general de la provincia y condecorado á la vez con la Gran Cruz de San Hermenegildo por su lealtad y consecuencia.

Nuestro querido Brigadier, cumpliendo las órdenes de D. Carlos VII, sin reparar en su avanzada edad, en sus padecimientos crónicos ni en ninguna otra clase de consideraciones, se alzó en armas con un puñado de valientes el 5 de Mayo de 1872 en las inmediaciones de Ciudad Real (acompañándole su señor hijo nuestro querido amigo y compañero director de El Manchego), logrando tener distraídas por algunos meses cinco ó seis columnas que componían un total de 3 ó 4.000 hombres, hasta que, siéndole adversa la fortuna y viéndose enfermo á consecuencia de una campaña tan activa hubo de retirarse á Oporto (Portugal), donde murió el 30 de Enero de 1875.

Durante el tiempo que allí vivió, supo captarse los respetos y simpatías de los legitimistas portugueses por su afable carácter y cariñoso trato.

Su muerte fué la del justo; y el reverendo Padre Cosgaya, su confesor, virtuoso sacerdote, emigrado también, escribió en el periódico legitimista El Direito un artículo necrológico muy sentido, elogiando las virtudes y valores de este veterano, modelo de católicos españoles y carlistas.

«Sus últimos suspiros —dice el Padre Cosgaya,— fueron para Carlos VII, y tan español era, que suplicó á su señora é hijo se diera sepultura á su cadáver en el suelo patrio.»

Acto que realizaron su afligida viuda D.ª Josefa Mergeliza y su querido hijo D. Antonio, después de no pocos gastos y disgustos, depositando el cadáver embalsamado en el cementerio de Ciudad Real, nicho núm. 141, galería segunda, el 10 de Junio de 1875.

Así terminó sus días este leal servidor de Carlos V, de Carlos VI y de Carlos VII.

Tomado de Oller, Francisco de P, «Álbum de personajes carlistas» (1890), tomo III, pp. 155-162.


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Antonio Z. Vázquez Mergeliza
(Ciudad Real, 1842 - 1913)
Antonio Zoilo Vázquez Mergeliza era hijo de Fernándo Vázquez Orcall y de Josefa Mergeliza Álvarez (1814-1893). Nació en Ciudad Real en 1842 y fue notario de profesión. En enero de 1872 fundó en su ciudad natal el periódico católico monárquico El Legitimista Manchego, que cesó en abril por un proceso. Poco después salió con su padre a operaciones, organizó una partida manchega de dieciséis jinetes y se distinguió en varias acciones de guerra. Emigró con su padre a Portugal, donde permaneció hasta el final de la guerra.

Tras la derrota militar de 1876, continuó defendiendo entusiastamente los ideales tradicionalistas, desempeñando la jefatura del partido en la provincia de Ciudad Real. Dirigió El Manchego (1886-1897) y fue asimismo autor de algunos folletos y discursos de controversia. A su muerte ejercía en Ciudad Real de agente de los ayuntamientos de Manzanares, Almodóvar del Campo y otras localidades.


Tomado en parte de «Vázquez y Mergeliza (Antonio)» en la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, Espasa Calpe (1929), p. 390.


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Carlos Vázquez Úbeda
(Ciudad Real, 1869 - Barcelona, 1844)
Carlos Vázquez Úbeda, hijo de Antonio Vázquez Mergeliza y de Matilde Úbeda, fue un destacado pintor. Nació en Ciudad Real en 1869. Tradicionalista como sus mayores, en 1898 viajó a Venecia y fue nombrado pintor de cámara de Carlos VII, realizando en el palacio Loredan retratos del Duque de Madrid, del príncipe Don Jaime y de Doña Berta. Se estableció después en Barcelona, donde se casó con Matilde Garriga Coronas, de reconocida familia barcelonesa.

Durante la Cruzada de Liberación los rojos saquearon su estudio y rompieron el pergamino carlista por el que Don Jaime le declaraba su pintor de cámara. Logró escapar a Francia y pasar a la zona nacional. Al acabar la guerra regresó a Barcelona, donde falleció en 1944.

Página web monográfica: carlosvazquezubeda.com


Fernado Vázquez Úbeda, hermano del anterior, fue procurador de los tribunales en Ciudad Real. Durante su juventud colaboró en el periódico El Manchego (1886-1897) que dirigía su padre. A principios del siglo XX presidía el Centro Católico Obrero Benéfico de la Sagrada Familia y era concejal del Ayuntamiento de Ciudad Real. Por iniciativa suya en 1911 el Ayuntamiento presidido por Ceferino Saúco Díez convocó un concurso de proyectos que debía erigir en Ciudad Real un monumento al cardenal Monescillo, ilustre prelado y destacado tradicionalista manchego, si bien lamentablemente no llegó a erigirse dicho monumento.

D. Fernando fue jefe jaimista de la provincia de Ciudad Real. En 1919 se adhirió al partido de D. Juan Vázquez de Mella, del cual ejerció también como jefe provincial. Durante la Segunda República presidió en Ciudad Real la junta de la Comunión Tradicionalista reunificada. Murió por Dios y por España —asesinado por los rojos— en el verano de 1936.

Tenía en Ciudad Real una casa de labor, situada en la calle de la Jara n.º 2, que heredaron sus sobrinos Carlos y Matilde Vázquez Garriga (hijos de Carlos Vázquez Úbeda), quienes la vendieron en 1953.


Matilde Vázquez Úbeda, hermana de ambos, se casó con el ingeniero jefe de Obras públicas de la provincia de Ciudad Real, D. Ezequiel Naranjo.


Matilde Vázquez Garriga (1911-2004) fue pintora como su padre. Carlos Vázquez Garriga (1904-1973) se casó con María Dolores Fernández Victorio y Sáenz de Hermua (1911-1997) y tuvieron nutrida descendencia. Sus hijos, nietos y biznietos residen actualmente en Barcelona.

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