dimecres, 7 d’agost del 2019

Nuestros mártires: el alcalde de Vic Juan Travería Pubill (1902-1936)

Dediquem un piadós record als Màrtirs de la Tradició més oblidats. Tal dia com avui, l'any 1936, era assassinat pels revolucionaris de Companys l'exalcalde tradicionalista de Vic Joan Traveria i Pubill, a l'edat de 34 anys. Fou martiritzat juntament amb el seu sogre, el veterà de la tercera guerra carlina Teodor de Mas i Nadal. Es tractava de dos dels carlins més importants de la comarca d'Osona. Reproduïm amb aquesta ocasió la ressenya biogràfica que se li va fer en el setmanari Ausona l'any 1947.

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Carrer de Joan Traveria a Vic
Nació el día 18 de junio de 1902 de familia humilde y sumamente ejemplar y edificante. Desde su niñez cultivó con gran esmero en su alma las virtudes cristianas que más tarde habían de producir óptimos frutos de celo para la gloria de Dios. Formado su espíritu en la escuela sobrenatural de las Congregaciones Marianas —de la Asunta en su niñez, de la Inmaculada en su juventud y en su edad viril en la de la Purificación— de cuyas Juntas formó parte varias veces, bajo el mandato del gran filipense P. Huix, y vigorizado en la Obra de los Ejercicios Espirituales, conservó toda su vida, como sus más grandes amores, los de Jesús Sacramentado y de María Inmaculada, inculcándolos a cuantos trataba, y especialmente a sus queridos compañeros de Congregación.

Favorecido por Dios Nuestro Señor con el don inapreciable de privilegiado talento y feliz memoria, estudió privadamente Bachillerato y la carrera de Derecho, licenciándose en el año 1929.

Tarea difícil bosquejar la recia personalidad de Travería. Su profunda cultura y su vasta erudición hacían de él un auténtico polígrafo. Delicadísimo poeta, escribió inspiradas composiciones que revelaban un alma acariciada por las musas; escritor fecundo, ágil y elegante, llenó muchas páginas de revistas y periódicos tratando sobre las materias más diversas, ocultando siempre, modestamente, su nombre. Pero, por encima de todo, fue un orador completísimo, de una elocuencia arrebatadora. Su oratoria —cimentada en sólidos conocimientos filosóficos y teológicos— brilló de un modo extraordinario en todos los campos del apostolado seglar, desde el primer discurso público que pronunció a los 17 años, en el Centro Católico de Taradell. Se contaban por triunfos sus peroraciones en innumerables mítines de propaganda católico-social, organizados por la antigua Federación de Propagandistas Católicos, de la que fue miembro destacado. No había velada ni acto de afirmación católica en los que no fuese obligada la intervención de Travería para garantía del éxito. En la oratoria política —discípulo de Vázquez de Mella— se hicieron famosos sus discursos pronunciados, cuando la República, en la plaza de toros de Vich y en Madrid, revelándose como uno de los más elocuentes oradores españoles.

En el ejercicio de abogacía gozaba de un sólido prestigio por su honradez y competencia, haciendo de su cargo profesional un verdadero sacerdocio.

Su gran afición a las letras, cultivadas con apasionante cariño, le llevó al conocimiento de todas las obras de toda la literatura regional y castellana, familiarizándose con las mejores producciones de los ingenios españoles de todos los tiempos, sobre todo, de nuestros autores ascéticos y místicos, y en particular de S. Juan de la Cruz, cuyas doctrinas admiraba y cuyas poesías sabía de memoria.

Educado en la escuela tradicionalista, había estudiado a fondo las doctrinas de los maestros de la Tradición, siendo uno de los hombres mejor formados en sus enseñanzas políticas.

Nada de extraño que, pese a su juventud, fuese llamado pronto al desempeño de cargos públicos. Fue Delegado del Ministerio Fiscal del Juzgado de Primera Instancia de esta ciudad. En las elecciones del 14 de enero de 1934 fue elegido concejal tradicionalista y el primero de febrero votado Alcalde por los consejeros municipales, ostentando el cargo hasta el 2 de mayo de 1935. Durante su mandato al frente del gobierno de la ciudad, púsose de relieve su recio temple religioso y patriótico, su profundo talento y exquisito tacto, en su afán de defender los intereses ciudadanos. A él cabe la gloria de la reposición de la Cruz del Cementerio, en plena República, y fue él quien, en lucha contra la oposición, hizo posible la celebración pública de las solemnidades de la Beatificación del P. Claret.

Posteriormente fue proclamado candidato para las elecciones de diputados a Cortes en febrero de 1936, por la Provincia de Barcelona, siendo el que obtuvo mayor número de votos en el distrito de Vich.

Al estallar la revolución, dióse perfecta cuenta de los inminentes peligros que se cernían, y dijo a un amigo: «La situación es grave: yo me preparo para bien morir».

En la hora del crimen triunfante, Juan Travería Pubill había de ser una víctima, mortal de necesidad, revolucionaria. Y lo fue para honor de España y gloria de la Religión ultrajadas, cayendo el día 7 de agosto de 1936 —primer viernes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, devoción de la cual era extremadamente devoto— en compañía de su señor padre político Don Teodoro de Mas, en Vilanova de Sau. Los restos mortales de ambos fueron conducidos en grandiosa manifestación de duelo, al Cementerio de Vich el día 10 de mayo de 1939.


Extraído de: «Galería de vicenses caídos por Dios y por España. (85) D. Teodoro de Mas», Ausona (4/10/1947), 299, p. 2.

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