dijous, 18 de febrer del 2021

Cartas a un preguntón: Presentación y prólogo

por Enrique Sarradell Pascual, 1948

PRESENTACIÓN 

¿Se puede rehusar el escribir la presentación para el libro de un amigo y compañero de tantos y tantos años?... 

Si no supiera escribir, aprendería con la misma rapidez con que aprendió a tocar «La corneta de llaves» el protagonista de ese cuadro trágico del insigne novelista Pedro Antonio de Alarcón. 

Así entiendo yo también el deber de la amistad. 

Podrá estar mejor o peor escrito, podrá tener sus méritos o no tener mérito alguno, podrá ser la presentación deseada, débil o valiosa, pero siempre, en ambos casos, debe escribirse la presentación para que sea como una antorcha que ilumine más o menos la producción o el libro del amigo. 

Enrique Sarradell Pascual, entusiasta admirador del Dr. Balmes y discípulo del Dr. Sardá y Salvany, esgrimió sus primeras armas periodísticas en el diario de Sabadell «Gazeta del Vallés» (1908), consultando antes las cuartillas que escribía al maestro y gran apologista sabadellense, el cual dió al amigo Sarradell normas, orientaciones y sabias enseñanzas para proseguir con éxito por la senda de tan heroica como ingrata profesión cuando ésta se ejercita y cumple con lealtad, honradez y buena fe. El notable desarrollo intelectual de Sarradell reflejóse de una manera rápida y visible al fundarse la «Asociación de la Prensa de Sabadell» (1910), desde la cual irradiaron sus escritos, con el fuego y la vehemencia de su espíritu, no sólo en los diarios de la localidad, sí que también en distintas publicaciones de Barcelona, Madrid, Valencia, Orense, Bilbao y Pamplona, amparándose, a veces, con diversos seudónimos. 

En sus múltiples viajes realizados por España y casi por Europa entera, no dejó nunca la pluma ni las cuartillas, lo que para Sarradell ha sido siempre norma de conducta y uno de sus amores predilectos. En libros, discursos, conferencias y descripciones de viajes nos deja un bagaje inmenso de sana doctrina y literatura, donde destaca la suficiencia del escritor y la fina observación del viajero, siendo de admirar en la exacta pintura de los tipos, en la fiel descripción de las costumbres y en sus pintorescas narraciones.

Debido a su numen preferente, ha obtenido premios literarios en Zaragoza, Bilbao y Pamplona. y durante su exilio, en tiempos de la República, dirigió con tanto fervor como. empuje, un periódico de combate, hasta Julio de 1936. 

Actualmente es Secretario del Consejo Local de Cultura de Manresa. Tiene escrito (no publicado todavía) un libro sobre el dominio rojo en Sabadell, y publicados los opúsculos «Organización Tradicionalista del Trabajo», con un prólogo del Dr. Jesús Comín, Catedrático de la Universidad de Zaragoza; «Estadística Municipal» y «Regionalisme integral». 

A su iniciativa también debe Sabadell una de sus mejores urbanizaciones: La conversión de la Rambla en Boulevard en toda su extensión (cerca de un kilómetro), obra inmejorable y elogiada que realizóse después de haber dado Sarradell la idea en una interesante conferencia en el local de la Asociación de la Prensa. 

Enrique Sarradell Pascual, por su carácter, energía y vivacidad, es, realmente, lo que se llama hoy un ser dinámico. Patriota hasta la abnegación y defensor de los intereses religiosos hasta el sacrificio, con la fe, la verdadera fe de un cristiano. Polemista por temperamento, sus escritos dejan huellas imborrables y su conducta ha sido siempre tan rectilínea como su carácter ha sido siempre firme y austero, descollando en el anchuroso campo de su ideología, cuyo eje, sólido y robusto, circunda con precisión y perfila con toda habilidad y discernimiento. 

Este es, a grandes rasgos, Enrique Sarradell Pascual, sabadellense hasta la médula y autor del presente libro, titulado: CARTAS A UN PREGUNTÓN, las cuales encierran tantas verdades que yo resumo en esta sola: La gran verdad histórica de España, cuyo vibrante libro tengo el honor de presentar y de recomendar a mis benévolos lectores. 

Juan Bta. Vives 
Presidente de la antigua «Asociación de la Prensa»

Sabadell, Enero de 1948

Enrique Sarradell Pascual
(Sabadell, 1893-Manresa, 1963)

PRÓLOGO 

Pocos libros se escriben, en verdad, con la sinceridad del que tienes ahora en tus manos, lector. Hay en él, concentrada, toda la intensa vida de quien, en constante lucha, no ha cejado nunca en su empeño de trabajar por y para España. En cada una de las doce cartas que constituyen la obra hallarás, además, un girón de su personalidad política, recia y fuerte, hasta lo inverosímil, que de este modo se define como si necesitara de la reacción subjetiva del lector ante sus afirmaciones para recibir el espaldarazo de su comunidad espiritual, de su plena y mutua identificación 

Puedo afirmarte que no es un libro vulgar, ni tan siquiera uno más de entre los muchos que hallamos a nuestro paso. Tiene como sello distintivo una vibración entonada y tensa, en canto emocionado a los eternos valores humanos, y a las inmutables esencias patrias, como grácil «cantabile» de su sinfonía de verdad y de amor, que nos habla con mucha elocuencia de su íntima fuerza temperamental e ideológica. 

En el transcurso de este epistolario que Sarradell nos ofrece, pasan y traspasan en continuo ir y devenir, efemérides y acontecimientos de la vida política contemporánea de España y del mundo, como cangilones de esa inmensa noria que es la Historia, «maestra de la vida». Y de ellos deduce consecuencias y aquilata significaciones que tienen el subyugante poder de seducción de lo trascendental, explicadas con la valentía que dimana de los actos de los hombres fuertes. Nuestro amigo no claudica al emitir un juicio, al subrayar un período histórico con trazo indeleble.

Son sus constantes Dios y España y, alrededor de tales dos supremos intereses, el religioso y el patriótico, hace girar todo el proceso de su disertación literaria que se nos ofrece rica de matices cuando de desentrañar la desnuda verdad se trata, y apasionada, con afección meridional, cuando importa destacar una vibración de nuestro romántico temperamento.

No es extraño que vengan a nuestra memoria, luego de haber dado cima a la lectura del epistolario, aquellas exactas y precisas palabras de nuestro insigne Balmes: «La pintura, la escultura, la música, la poesía, la literatura en todas sus partes tienen deberes muy severos que se olvidan con demasiada frecuencia. La verdad y la virtud, he aquí los dos objetos a que se han de dirigir: la verdad para el entendimiento, la virtud para el corazón; he aquí lo que han de proporcionar al hombre por medio de las impresiones con que le embelesan».

Su mérito, el gran mérito de Sarradell en la obrita que consideramos, es el haber acertado plenamente en ese camino. 

R. Espelt

Manresa, Mayo de 1948 

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